lunes, 11 de abril de 2016

Los límites desde la mirada de La Crianza Inclusiva de Eleonora Lanzillota




Hoy os quiero presentar a Eleonora Lanzillotta. Nació en Argentina y vive en Barcelona. Es Consteladora familiar, Terapeuta Gestalt, profesora de Yoga, formadatambién en Anatomía para el Movimiento, Eutonia, Reiki, y un largo etcétera. Además, es madre de Luna (9 años) y Ciro (1 año) y creadora de la “Crianza Inclusiva” y del programa “Crecer Criando” que lleva el nombre del libro que está por editar. Y también mi guía en este camino de autodescubrimiento y crecimiento personal.

Este mes podremos disfrutar de uno de sus talleres intensivos de Crecer Criando aquí en Mallorca, que en este caso se centrará en los famosos “Límites”. Así que le he propuesto que nos adelante un poquito sobre lo que nos encontraremos en el taller y nos explique en qué se basa la crianza inclusiva.

¿Nos puedes explicar en qué se basa el método de la Crianza Inclusiva?

Más que un método, para mi la crianza inclusiva es una manera de mirar la vida y de acompañar a nuestros hijos en los procesos de aprendizaje, tomando esa experiencia como plataforma para conocernos, aprender, crecer y comunicarnos de manera más amorosa, altruista y consciente, en la pareja y demás vínculos.


¿Qué herramientas se utilizan para aprender esa mirada?

Sobretodo un recorrido consciente de nuestra historia personal, que yo realizo con diferentes técnicas, como la biografía humana, Terapia Gestalt, una amplia mirada desde lo sistémico, constelaciones familiares y la observación de nuestra alimentación. Cuando hay asuntos que creemos que son problemas “con” los niños, ponemos primero la atención a lo que sucede en el presente, revisamos pautas alimenticias que tienen muchísima influencia en nuestros estados anímicos y emocionales y luego hacemos un recorrido honesto sobre nuestra historia.

Y ¿qué logramos ?

Recién en ese momento creo que los padres estamos abiertos a comprender qué es aquello que nos están queriendo mostrar nuestros hijos y que funciona como el espejo de algo que, probablemente, tenemos más dificultad para ver en nosotros mismos. Comenzamos la búsqueda de la verdadera conexión, cuando intentamos realmente mirar al otro, sin interpretarlo, sin poner etiquetas, sin supuestos infundados, realmente el otro puede aparecer. Es un trabajo cotidiano y un gran desafío, por supuesto.

Creo que sería la manera más honesta y profunda de poder conectar con nuestros hijos y con las personas que nos rodean. A través de una mirada real en nosotros.

Y ¿esta manera de mirar se vincula con las corrientes y nuevas pedagogías más respetuosas presentes hoy en día?

Por un lado todas las “nuevas” pedagogías que estamos aplicando me parecen por un lado ¡una maravilla! Creo que están relacionadas con un nuevo movimiento que estamos haciendo los seres humanos hacia la comprensión de nuestras emociones y considero incluso que es lo más necesario en este momento, cambiar el trasfondo de la educación y comenzar a hacer “equipo” con nuestros hijos y alumnos, aprender junto con ellos.

A la vez me encuentro con muchas amigas y muchas madres en consulta que pasan por verdaderos “intríngulis” en sus vidas, habiendo “decidido” ,ya incluso desde el embarazo, que harían crianza respetuosa, montessori, waldorf, etc. Y todo esto ha sido mal interpretado o “estudiado” desde la “carcasa”, sin ningún trabajo emocional que lo acompañe. Como resultado final se generan muchísimas ideas o exigencias sobre cómo deberíamos actuar, cómo debe ser la vida, etc. No son más que opiniones y las opiniones solo generan más desacuerdos, en las familias, en la pareja y por ende, mayor malestar para los hijos.

La crianza inclusiva está vinculada y a la vez abierta a cualquier corriente educativa, porque lo importante es ese crecimiento. Trans-formarnos. Realmente cambiar de forma de mirar.

¿Qué sugieres para unificarnos en esta nueva manera de mirar a los niños y conocernos?

Vivir genuinamente, “hacernos verdaderas preguntas”, como dice Laura Gutman, rehacer nuestra manera de comunicarnos día a día ,a través de un proceso terapéutico consciente. Creo que lo más importante parte de nuestro corazón transformándose y se desparrama en casa con las mejores semillas.


¿Qué se definiría como límite desde la crianza inclusiva?

Para hablar de límites miramos primero al adulto. ¿Cómo educarnos, cómo ponernos límites nosotros mismos, cómo aprender a poner límites cuando algo no nos gusta sin necesidad de que el enfado desborde nuestra vida? Límite Inclusivo es: “me incluyo a mi en esto que veo del niño”.

Los límites más contundentes son aquellos que caen por su propia fuerza como la fruta madura. Si mi hijo está al borde de la ventana mi “no” no va a tener dudas, ni interpretaciones, ni frustraciones personales. Proviene de la vida misma y de la conservación de esta. Decimos muchas más veces que “no” a nuestros hijos a causa de nuestras propias frustraciones en nuestra infancia, en la pareja, entre otras cosas, que las que en realidad diríamos si tomáramos conciencia de la realidad tan cruda de haber aprendido a conectarnos y comunicarnos a través de luchas de poder. La gran herencia del patriarcado es el manejo del poder escalonado. Nos nutrimos de ello como el pan del día a día, casi sin saberlo.
No sabemos amar altruistamente porque no hubo lugar para que, a través de otros adultos nos conectáramos con aquello que realmente veníamos a experimentar, con lo que genuinamente sentíamos. Y así constituimos una manera de estar en la vida muy limitada, muy poco respetada con nosotros mismos y por ende con los demás.


¿Qué ideas que se trabajan en el curso de cómo podríamos aplicar límites?

En Crecer Criando digo que sería interesante anteponer “plurales solidarios” a lo que llamo las famosas “ordenes con mando a distancia”. Sobretodo hasta que los niños comienzan a lograr mayor autonomía emocional, es mucho más práctico y productivo un “vamos a lavarnos los dientes” y en compañía, que quince “ve a lavarte los dientes, ya te lo he dicho mil veces”. Ese plural refuerza muchísimo más la autoestima, autonomía futura y sensación de contención emocional. Si tenemos un hijo respetado será inevitablemente más respetuoso, pero esto conlleva un proceso y un proceso dura varios años. Creo que es importante poner límites pero con consciencia, respeto y coherencia.

El rol del adulto debe cambiar, esta claro... Pero ¿por dónde empezar? ¿Qué tener en cuenta a la hora de reeducarnos?

Por lo que yo observo, el contexto social, la mayoría de las veces, ejerce una presión importante. Comprender cómo se han generado estas ideas, por ejemplo que el niño “debe obedecer” y el adulto “educar” es importante y necesario.
Por otro lado, lo que siento que es la “música de fondo” de la crianza inclusiva: “yo te amo hagas lo que hagas y estoy contigo” es interesante que presente en nuestro interior a la hora de la puesta de límites.
Comprender si un límite genera soledad o contención es esencial y para ello se requiere un práctica intensa. Si nosotros servimos de espejo, ¿qué podemos hacer para facilitar unos límites respetuosos desde nosotros mismos? Mirarnos a nosotros mismos. Casi nada más, te diría. Solo a nosotros mismos y rebuscar de donde vienen muchas ideas que a veces están vacías de contenido y llenas de frustraciones personales. Colmadas de dualidad…”esto es lo que está bien…esto es lo que está mal”.



Gracias por tu tiempo, tu trabajo y dedicación...


Eleonora estará en Mallorca los días 22. 23, 24 y 25 de abril dando sesiones individuales y podremos disfrutar de su taller intensivo de Crecer Criando “los límites” el 24 de abril de 10 a 14 h.

Espero que os haya gustado y os sirva de ayuda. Nosotros estaremos en el taller de Crecer Criando, si os animáis allí nos vemos!

Gracias por leernos...


Un abrazo!

2 comentarios:

  1. Me encanta. Gracias por mostrarnos un poquito más sobre la educación.
    Un abrazo

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  2. Gracias a ti por tu comentario y por habernos leído! :)

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